Cada vez son más los turistas que deciden pasar sus vacaciones a bordo de un crucero. Mediterráneo, Caribe, fiordos noruegos, capitales bálticas, Alaska, Australia/ Nueva Zelanda, etc. Las navieras intentan ofrecer una amplia diversidad y novedades en sus productos ya que el crucerista por regla general es muy fiel y cuando conoce un crucero y le gusta, ya no viaja de otra forma. Comodidad, lujo, animación, excursiones facultativas por diferentes países y mucho más hacen que los cruceros sean un producto atractivo para muchos. Y aunque para las agencias de viajes ha pasado de ser uno de los productos más rentables, a prácticamente no serlo debido al protagonismo que tienen en las tarifas las tasas y suplementos no comisionables, la realidad para los destinos es otra. Y es que es una lotería que una naviera decida hacer escala en su ciudad. Ahora bien, la reflexión que pretendo provocar es, si los destinos gallegos han hecho los deberes previamente y en la actualidad están preparados para recibir a los miles de pasajeros que transporta cada barco, y no sólo a ellos, ya que los actores en puerto y en destino deben dar servicios también a la tripulación, y al buque. ¿Qué opináis?, ¿Se va contento el crucerista que visita Galicia?
En 2013, 475.000 españoles eligieron un crucero para pasar sus vacaciones y más de 7,6 millones de cruceristas recalaron en los puertos españoles, siendo sobre 2 millones de ellos los que embarcaron desde un puerto español, durante 2014.
Barcelona lidera tanto el ranking español como el europeo, seguido por los puertos de las Islas Baleares y Canarias. En el Norte, destaca A Coruña, que logró los 129.597 cruceristas, con un total de 87 cruceros, según datos cedidos por Puertos del Estado. Además, parece que la tendencia es que esta tipología de turismo siga creciendo. Así, hay 36 barcos en construcción hasta el 2020, 6 sólo para mercado alemán, y la tendencia es que las compañías navieras utilicen barcos de mayor capacidad. En lo que respeta a la demanda, según la Cruise Lines International Association (CLIA) hay un cada vez mayor interés por cruceros de larga duración, de entre 14 y 100 días, sobre todo entre viajeros jubilados y aquellos de mayor poder adquisitivo. Un ejemplo es el The Queen Mary 2 que realiza un recorrido de 113 días desde Los Ángeles visitando 54 puertos de 29 países.
¿Por qué elige una naviera una ciudad de escala y no otra? Ruta, distancia entre puertos, condiciones de atraque, niveles de seguridad, razones técnicas y de operativa, comunicaciones aéreas, atractivo turístico de la ciudad, etc. Todo ello son factores importantes a tener en cuenta por las navieras pero a mayores lo que se pide es que el destino responda con servicio de calidad si quiere permanecer en la ruta del crucero, ya que la naviera se arriesga cuando apuesta por un destino de escala. Por ello, es de suma importancia que el destino se diferencie y posicione y no meta la pata! Restaurantes, tiendas de souvenirs, guías locales, agencias de viajes, comercio local, taxistas, oficinas de turismo, etc. De todos los diferentes actores del destino dependerá la buena imagen, o no tan buena, que se lleve el crucerista a su casa, promoviendo que vuelva y recomiende la ciudad o no. Por ello, la calidad es una obligación y no una opción. Las oficinas de Turismo no sólo deben ser profesionales en sus quehaceres sino que tienen que estar involucradas y trabajar conjuntamente con los puertos e involucrar a la comunidad local.
La escala de una naviera en un destino supone un gran movimiento para su economía, eso sí, si se hacen bien las cosas. Aun así, continuos son los comentarios de que no sirve de nada que el crucero pare en una ciudad si los pasajeros compran excursiones facultativas y no hacen gasto en el destino. Sin embargo, en el Cruise Training celebrado el pasado 22 de enero en Vigo, los expertos que allí se reunieron dejaron muy claro que sólo el 30% de los pasajeros compra las “shore excursión”, mientras que el 10% permanece a bordo disfrutando de los servicios del barco, y el 60% restante son pasajeros independientes que quieren descubrir el destino por su cuenta. A estos es principalmente a los que hay que cuidar, ya que la sensación de calidad a la que están acostumbrados, dentro de la burbuja y mundo paralelo que es el barco, es muy superior a la de tierra y exigen la excelencia. Por ello, la planificación es necesaria, no se puede dejar nada a la improvisación, y es que antes de que llegue el buque ya podremos disponer de información útil, como es la nacionalidad del buque y pasajeros, el itinerario, el tipo de barco, si es el principio de la ruta o el final, los horarios de escala, etc. Por ello, puerto, ayuntamiento y empresarios tienen que prepararse siempre para recibirlo. Así, se recalcó en el citado encuentro (y fue el chascarrillo del día) que si un americano quiere tomarse una paella en Vigo a las 11 de la mañana, el empresario debe estar preparado para ello y servírselo. El tiempo del crucerista está muy delimitado y las escasas horas de escala tienen que ser suficientes para probar la gastronomía típica y hacer sus compras y visitas “obligatorias” en cada ciudad. Suelen tener prisa con lo que el servicio debe de ser profesional, en su idioma preferentemente y rápido.
En lo que tiene que ver con las autoridades locales deben de ser los encargados de gestionar los flujos peatonales y de autocares para entradas y salidas de puerto, zonas de aparcamiento, señalética, etc.
Por otro lado, nunca se debe olvidar la gran importancia de la tripulación. Esta representa un cuarto de los pasajeros y es un cliente más para el destino. Por lo general, buscan WIFI gratis ya que las tarifas en el barco son costosísimas y no todas las tripulaciones tienen bonos para sus empleados; médicos y farmacias; tiendas dónde comprar productos básicos; tours para visitar las ciudades en sus días libres, etc. Además, son los que tienen el trato diario con los pasajeros y por lo tanto grandes prescriptores a los que se debe cuidar. Necesitan saber lo que hay en la ciudad para transmitírselo a los cruceristas. Es más, ellos son muchas veces los que fidelizan a los clientes y estos les siguen allá a dónde vayan, especialmente a los animadores, guías y camareros.
Según las previsiones de la Autoridad Portuaria de Vigo, el Puerto de Vigo recibirá durante 2015 a unas 290.000 personas, entre pasajeros y tripulantes, que llegarán a bordo de 81 cruceros, de los cuáles uno será de Japón y A Coruña tiene prevista la escala de más de un centenar de buques en su puerto…La temporada se prevé buena pero ¿Estamos preparados para dar un servicio de calidad?.. Sacrificio, comunicación, planificación, mucha suerte y buena temporada 2015 de cruceros en Galicia!
Artículo para el nº 8 de La Alacena Roja.
¡Muy interesante reflexión Ana!Pero vamos por puntos: plenamente de acuerdo con los criterios que siguen las navieras para escoger un puerto; ahora sí; los costes que les supone un atraque no son factor de menos importancia en estos tiempos donde todo se presiona más para conseguir número de clientes.
El crucerista yo diría que se va contento de Galicia – y tómese como una provocación – porque consigue gastar poco o nada. Si bien le hubiese gustado. No nos equivoquemos; para muchos visitantes esta suele ser la primera vez que nos visitan y quedan encantados pero sobre todo sorprendidos por un lugar fascinante e inesperado. Lo mínimo que quiere dejar un turista es una especie de señal de..agradecimiento y esto se traduce en consumo; el refresco lo podría tomar en barra libre en el barco..pero premia a su manera lo que está disfrutando.
En un mundo globalizado no pensemos que solo aquí se comen ostras o mejillones; seguro que un turista conoce más facilmente tres marcas de vino italiano que español.. El llevarse una botella es captar ese momento de placer disfrutado; el degustar un pulpo en Combarro es la alegría en una location llena de encanto.
Yo creo sinceramente que estamos haciendo las cosas bien pero a un ritmo que no es el del mercado turístico que tiene sus tendencias y no podemos dormirnos en los laureles llenándonos la boca de números..Que esos números si fallamos no tardan nada en cambiar. Los flujos turísticos los trata cualquier texto básico sobre turismo.
Procedemos lentamente, viendo que hace el vecino, de una manera casi pasiva.
No hay aún conciencia de que los resultados se obtienen desde el primer contacto del turista con el guía, el chófer, el camarero, el técnico de la bodega, el tendero. Y una sonrisa en muchos casos puede sustituir tranquilamente las carencias lingüisticas..pero nos lo olvidamos.
Y así un pueblo costero no puede abrir sus comercios a las 11.30 de la mañana! No puede tratar de vender algo solamente en el idioma local..los menús han de estar en inglés, no hacer esperar mucho dadas las circunstancias concretas de los cruceristas. Parece, insisto, que tenemos miedo en vender! ¡Y es de lo que se trata! Repito, cuando el cliente se lleva una meiga lo hace como gesto de aprecio del lugar..de una circunstancia agradable, más allá del objeto en sí o de lo que le haya contado un guía local.
La Comunidad va involucrada en formación y en una mayor flexibilidad en horarios. Si abres un domingo..cerrarás un lunes por la tarde o un martes. Es interés del empresario y del trabajador. Tenemos que quitarnos la mentalidad de funcionarios para ser realmente técnicos del turismo y serios actores del mismo. Este año el 12 de octubre creo que hay previstos cruceros en Vigo o Coruña..¿Que pasará?
Sobre el cliente que decide ir por su cuenta; en muchos casos a lo que estamos asistiendo es a una personalización de la visita; customized Tour dicen los por ahí fuera; el cliente quiere sentir la exclusividad y recurre a servicios locales de taxis o guías; buscará el restaurante por TripAdvisor..Y digo yo; ¿cuantos son los empresarios que dedican tiempo a manejar el feedback con sus clientes? ¿Sabe que su cliente se hizo un selfie con el plato que le acaba de servir? ¿Sabe el bodeguero que uno de sus visitantes ha enviado un tweet a través de Instagram a cientos de personas con la foto del buen vino que está bebiendo? Hay bastante trabajo por delante y hay que pasar de la ‘artesanía turística’ de la improvisación a la profesionalidad turística. Ya es tiempo de hacerse mayores y tomar conciencia del valioso producto que tenemos.