Para empezar el año con energía y alma renovada, y después de los excesos navideños restar toxinas, hay quien decide regalarse una estancia en algún centro de turismo de salud, principalmente balnearios. Muchos lo hacen como escapada romántica, otros como sesión de belleza, otros como cuidado del alma, con una finalidad principal de anti-stress, pero sea cuál sea la razón, lo que está claro es que el turismo de salud llegó con fuerza hace más de una década para quedarse.
Galicia es una comunidad históricamente rica en aguas termales, que supo aprovechar este potencial convirtiéndose en la actualidad en la primera comunidad autónoma termal en el ámbito nacional, tanto por el número de balnearios abiertos como por las plazas ofertadas. Así, cuenta con una gran riqueza de agua mineromedicinal en su suelo, estando catalogadas más de trescientas captaciones, de las que una pequeña parte son explotadas por los más de veinte balnearios y las diez plantas embotelladoras de aguas minerales de la comunidad. Sin embargo, una tradicional batalla para los balnearios es concienciar a la clientela potencial de la diferencia entre las propiedades y consecuentemente los beneficios de sus aguas y las de otros centros de turismo de salud. Spas, balnearios, talassos? Con cuál te quedas? Qué es agua termal? Y agua minero-medicinal?… Parece que para muchos todavía no está la clara la respuesta! Por ello, hemos decidido tocar este tema.
Termalismo es el conjunto de actividades relacionadas con el uso terapéutico de las aguas minero-medicinales, siendo el eje central del producto “turismo termal” el balneario. Para la Asociación Nacional de Estaciones Termales (ANET), un balneario o estación termal es aquella instalación que dispone de aguas minero-medicinales declaradas de utilidad pública, de servicio médico y de instalaciones adecuadas para llevar a cabo los tratamientos que se prescriban.
En Galicia existe una gran variedad de aguas minerales debido a la diversidad de terrenos que hay, constituidos por todas las clases de rocas: Cloruradas, sulfatadas, bicarbonatadas, carbogaseosas, sulfuradas, ferruginosas, radiactivas, etc. En cuanto a su origen, podemos decir que del carácter milenario de esta riqueza termal son buenas muestras diversos testimonios históricos provenientes de la época romana, como son los balnearios de Lugo, Caldas de Reis, Cuntis, Baños de Guntín, Bande, Lobios y Baños de Molgas, entre otros. Sin embargo, los spas, tan de moda desde hace unos años, usan simplemente agua corriente del grifo, que al estar caliente produce un efecto sedante de relax pero no sirve para otras dolencias, y los talassos o centros de talasoterapia usan el agua y elementos marinos, como algas y fangos.
Los factores diferenciadores entre unos establecimientos y otros hacen que los costes de mantenimiento de un balneario sean bastante más altos que los de un spa, por ejemplo. Por ello, la labor de concienciación y protección es muy importante. No en vano pues, en el año 1985 se constituye la “Asociación Galega da Propiedade Balnearia” con la finalidad de representar y promocionar el sector termal gallego, creando la marca “Balnearios de Galicia” como una marca genérica, que aglutina los diferentes establecimientos termales existentes en la comunidad. Además, tenemos que destacar el interés de la Xunta de Galicia por el termalismo, creando una legislación sectorial autonómica, iniciada con la Ley 5/1995 del 7 de junio de Regulación de las aguas minerales, termales, de manantial y de los establecimientos balnearios de la Comunidad Autónoma de Galicia, con la que nuestra tierra se convirtió en una de las primeras y de las pocas (5) Comunidades Autónomas con legislación sectorial en materia de aguas minerales y balnearios, lo que contribuyó en gran medida, al desarrollo del sector al crear un marco de seguridad jurídica para empresarios, trabajadores y usuarios.
Para finalizar cabe destacar que frente a la tradicional asociación de balnearios a clientes de la tercera edad, hoy en día los balnearios gallegos cuentan con una clientela mucho más joven y esto no es de extrañar ya que, las instalaciones vanguardistas de sus circuitos termales, su oferta gastronómica de calidad y la mayor oferta complementaria de ocio (campos de golf, rutas turísticas, etc.) hacen que el termalismo sea uno de los productos turísticos estrella de Galicia, que nos diferencia claramente del resto de España.
Artículo para el nº 13 de La Alacena Roja.